El turco Mehmet Ali Agca, que en 1981 atentó contra el entonces papa Juan Pablo II, acudió hoy al Vaticano para depositar dos ramos de rosas blancas en la tumba de Karol Wojtyla, según informaron medios italianos.
El exmiembro del grupo terrorista turco de extrema derecha "Lobos grises", indultado en 2000 por el presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, acudió a la tumba del santo polaco cuando se cumple el 31º aniversario de la visita que, tras recuperarse del atentado, le hizo Juan Pablo II en la cárcel romana de Rebbibia en diciembre de 1983.
Tras depositar las flores, Agca fue conducido por la policía italiana a la comisaría romana de Cavour para ser interrogado y allí explicó que "sentía la necesidad de realizar este gesto".
El turco se encuentra en libertad desde 2010, después de haber estado preso en su país, extraditado desde Italia, por varios delitos.
Agca publicó una autobiografía en 2013, en el que contaba que, durante la conversación que tuvo con Juan Pablo II en la prisión capitolina, el turco confesó que el inductor del atentado había sido el ayatolá Jomeini y pidió al pontífice que guardase el secreto.
"Ha sido Jomeini y el gobierno iraní los que me han ordenado que te mate", le reconoció entonces, según afirma en su obra.
Esas revelaciones fueron desmentidas posteriormente por el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
El papa Juan Pablo II fue tiroteado el 13 de mayo de 1981 cuando, tras una audiencia en la plaza de San Pedro, saludaba a los fieles desde un automóvil descubierto.
El papa fue alcanzado por cuatro balas y Agca fue arrestado de inmediato.
Contra todo pronóstico, Juan Pablo II sobrevivió e incluso le ofreció su perdón al delincuente turco en persona.
Previo a la publicación de su autobiografía, Agca dijo que tras el atentado estaba la "pista búlgara", que conectaba a los servicios secretos de Sofía, a la mafia turca y a los terroristas de los "Lobos Grises".
Durante un viaje a Bulgaria en 2002, Juan Pablo II dijo que jamás creyó en la "pista búlgara".
Agca también dijo en otras ocasiones que contó con ayuda desde el interior del Vaticano y en otras implicó a los países de la Europa comunista.
En una reciente entrevista concedida a la agencia de noticias italiana Ansa, Agca reconoció que quería "asesinar realmente a Wojtyla" y añadió que el hecho de que el ahora santo se salvara "fue un milagro".
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