El poder del liderazgo de Quique Antún se convalida y se acrecienta cada vez más, bajo el influjo de su contacto con las masas de dominicanos de todos los estamentos sociales, que ven en el líder reformista la encarnación esclarecida del dirigente que los conducirá hacia un estado de vida en perspectiva de superioridad, en razón de la eminente empatía existente entre las prédicas del aspirante presidencial reformista, con el pliego de demandas y aspiraciones elevadas por la comunidad.
Quique Antún emerge con el empuje de un liderato innovador, iluminado por los designios del Creador, y con una meta claramente definida, siendo estos elementos los que le han dado esa efervescencia de popularidad que se observa en cada visita que realiza a los diversos pueblos del país.
Las encuestas están hablando, y están señalando la gran empatía que al momento se produce entre Quique y la población, es la respuesta ante el reclamo de la sociedad, la cual aspira a que surja una nueva generación de políticos serios, comprometidos con el país y responsables, políticos auténticos que se conviertan en adalides de la lucha por el bien común.
El secreto de Quique para provocar ese fenómeno de masas que se advierte en cada una de sus visitas, está en que se trata de la presencia de un liderazgo que emerge sintonizado con la gente, un liderazgo auténtico, humilde, emprendedor, reflexivo, visionario, flexible, carismático, que se atreve a hacer las cosas, por más difícil que aparenten, y está siempre dispuesto a innovar en el trabajo creativo.
No se trata del político tradicional, demagogo e irresponsable que ha estado presente en nuestra vida pública, el candidato reformista es un libro abierto, un político convencido de su misión como conductor d un proceso que apunta hacia una meta trascendente, como es cambiar la sociedad para beneficio de los más débiles.
Un político moderno, emprendedor, convencido de que siempre se aprende de la misma práctica y de la experiencia de sus colaboradores, por eso está siempre en un permanente monitoreo, supervisando y corrigiendo posibles debilidades en la implementación de los movimientos tácticos y estratégicos, enmarcados en su programa.
Quique es un líder que se maneja bajo una constante lluvia de ideas, sabe por su experiencia de años en la política, que en un proyecto todos sus elementos resultan útiles y están comprometidos con la causa, por eso trabaja en equipo, brindándoles confianza y dándoles participación a sus colaboradores para que todos se sientan coprotagonistas en la empresa política.
El líder está plenamente convencido de la capacidad de la gente en la gestión y en la gerencia de la política, asimila el axioma de que las mejores ideas pueden venir de personas de jerarquías tan diversas y pequeñas, como puede ser la que sirve el café, o el chofer que distribuye el personal. Todo el mundo está en capacidad de aportar, por eso el líder valora a la gente desde su dimensión de persona humana.
Tenemos que tener bien presente, que Quique Antún está haciendo un nuevo partido, lo está dotando de las herramientas teóricas y estructurales imprescindibles para poder competir con posibilidades de éxitos. Hay que ver que Quique partió de cero, porque el PRSC a su llegada era un nombre, unas siglas llenas de historia, pero intrascendentes desde el punto de vista organizacional para acometer las tareas de reconquistar su espacio para la llegada al poder.
El nuevo líder reformista tuvo que hacer prácticamente magia para poder conciliar los intereses contradictorios de tantos reformistas con poder, pero totalmente indisciplinados y carente de la más mínima capacidad de sacrificio para apuntalar los intereses colectivos. Los resultados saltan a la vista, estamos avanzando de manera acelerada, y ese avance queda patentizado en cada viaje de campaña en los cuales el candidato es recibido con delirios.
Estamos inmersos en un proceso que, como todos los procesos, no tiene vuelta atrás. Podemos acelerarlo y hasta retardarlo ligeramente, pero nunca lo vamos a detener, porque el nuevo reformismo no es un invento de Quique, es una decisión inquebrantable de los reformistas, con su líder a la cabeza, de luchar decididamente por el retorno al poder.
Estamos avanzando en el propósito, resultan entusiastas, soberbias, las manifestaciones de respaldo que recibe el candidato reformista en cada pueblo que recorre- Porque se trata de un partido y de una candidatura consustanciados con los más elevados anhelos populares. Estamos en la portada de un proceso de cambios democráticos que nada ni nadie detiene.
Quique está recorriendo el país y en cada comunidad que visita entabla un diálogo directo y fecundo con sus habitantes, haciendo las promesas de que va a transformar el cuadro de miseria que viven los ciudadanos, para convertirlo en prosperidad, en bienestar, en justicia.
No va a recitar promesas declamatorias, como hacen los políticos tradicionales, Quique va al meollo de los problemas, a su connotación trascendente, y luego se compromete a hacer las obras y a buscar las soluciones que realmente resulten factibles, estableciendo un orden justo de prioridades, pero siempre involucrando a la gente en la solución del drama humano de la pobreza. Por eso el PRSC avanza de manera indetenible.
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