Peloteros cubanos debieron pagar 15 millones de dólares para salir furtivamente de la isla a una organización dedicada al tráfico de personas que operaba desde el sur de la Florida, según fiscales federales.
Los métodos de la organización incluyeron el uso de documentos e identidades falsas y travesías a escondidas en botes a México, Haití y la República Dominicana.
Estos detalles trascienden tras darse a conocer el contenido del auto de acusación contra tres individuos, describiendo el contrabando de 17 beisbolistas cubanos, entre ellos José Abreu de los Medias Blancas de Chicago y Leonys Martín de los Marineros de Seattle. Los contrabandistas solían apoderarse de un porcentaje del contrato de Grandes Ligas que el jugador acababa firmando con un club.
La acusación identifica a Bartolo Hernández, un agente de deportistas con residencia en Weston, Florida, y cuyos clientes incluyeron a Abreu. También se menciona a Julio Estrada, un socio de Hernández que dirige la agencia Total Baseball Representation and Training en Miami, y a Amin Latouff, de Puerto Príncipe, quien sigue en Haití. Los tres fueron acusados por delitos de complot y traslado ilegal de inmigrantes a Estados Unidos.
Estrada, quien fue detenido la semana pasada, se declaró inocente y se encuentra en libertad mediante una fianza de 225.000 dólares. Hernández se declaró inocente al ser acusado en febrero y también está libre bajo fianza.
La abogada de Estrada, Sabrina Puglisi, respondió en un correo electrónico el martes que su cliente nunca ha estado involucrado en el tráfico ilegal de personas.
“Siempre ha estado pendiente de sus jugadores, preparándoles para que puedan hacer realidad su sueño de jugar en MLB en Estados Unidos”, dijo Puglisi.
El caso se deriva de proceso previo en Miami contra cuatro sujetos por el traslado de Martín desde Cuba hasta Estados Unidos. Uno de esos hombres purga una condena de 14 años de prisión.
Martín figura entre los peloteros mencionados en la nueva acusación. Ninguno de los jugadores enfrenta cargos.
Los fiscales han dicho que la investigación se enfoca en las organizaciones traficantes, no en los peloteros. Por ser cubanos, estos deportistas suelen obtener el beneficio de una política estadounidense, que en general les permite permanecer en el país una vez que llegan a territorio nacional.
Como parte del estrechamiento en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, las Grandes Ligas sostienen conversaciones con los gobiernos de ambos países, en busca de un potencial acuerdo que facilite la llegada de los peloteros de la isla a las mayores sin tener que desertar en torneos internacionales y sin emprender recorridos peligrosos organizados por los contrabandistas.
De acuerdo con los fiscales, a partir de abril de 2009, los traficantes que operaban en el sur de la Florida implementaron un método lucrativo, que consistía en que los peloteros cubanos residieran en un tercer país antes de firmar como agentes libres en las Grandes Ligas.
El auto acusatorio señala que Hernández, Estrada y Latouff “reclutaron y pagaron” a capitanes de embarcaciones para que llevaran a los peloteros de Cuba a México, República Dominicana o Haití. El plan incluía el uso de empleos falsos para los jugadores, incluidos los de herrero o mecánico.
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