Nadie nunca imaginó que un día pudiera ocurrir, pero el sábado por la mañana la aviación israelí destruyó un hogar para personas discapacitadas de la Franja de Gaza, matando a dos mujeres que sufrían graves deficiencias físicas y mentales.
Suha Abu Sada, 47 años, y Ola Washali, 30 años, murieron en el acto, el cohete las despedazó, sin darse cuenta de lo que sucedió.
Sally Saqr, 20 años, otra discapacitada que residía en el hogar, tampoco entiende mucho qué pasó. Tuvo más suerte. Por milagro no murió. Pero ahora se encuentra tumbada en una cama de hospital con el cuerpo cubierto de graves quemaduras.
Varias horas después del drama, los equipos de rescate seguían recuperando trozos de los cuerpos de las dos mujeres. Eran tantos que al principio pensaron que podía haber más víctimas mortales.
Sally es una de los tres pacientes que resultaron heridos, junto a un empleado de la residencia.
Jamila Alaywa, la directora del hogar, no puede contener la ira cuando describe la tragedia que ha sacudido a este establecimiento que creó en 1994 en Beit Lahiya, en el norte del enclave palestino, cerca de la frontera con Israel.
"Ola y Suha sufrían ambas de graves discapacidades físicas y mentales. Vivían en el hogar desde su fundación", explica Alaywa a la AFP.
Trece pacientes vivían en la residencia, pero algunos estaban de visita con sus familias durante este fin de semana de Ramadán cuando el ejército israelí bombardeó el lugar.
Cuando el edificio se derrumbó, en el interior había cinco pacientes y un empleado.
"No entendían lo que estaba pasando, tenían tanto miedo", cuenta Alaywa.
"Lanzaron un cohete que nos golpeó sin ninguna advertencia. No hubo disparo de aviso", insiste afligida.
"Son mis niños"
El ejército israelí repite que se esfuerza en limitar el número de víctimas civiles con llamadas telefónicas a los habitantes o disparos de aviso, para dejar a los no combatientes unos minutos para evacuar los edificios objetivo de los ataques.
Contactado por la AFP, el ejército no quiso hacer comentarios en un primer momento sobre el ataque que alcanzó el hogar de Beit Lahiya.
"Nunca hubiéramos imaginado que algo así pudiera ocurrir. No hay nadie dentro de la residencia o cerca de ella que pertenezca a la resistencia", asegura Alaywa, en referencia a las organizaciones armadas palestinas.
"Los cuerpos de Suha y de Ola han sido despedazados", deplora.
En total, más de 130 palestinos han muerto y en torno a un millar han resultados heridos en la Franja de Gaza desde el inicio el martes de la ofensiva aérea israelí "Protective Edge" (Barrera Protectora).
El ejército israelí afirma centrar sus ataques en los activistas y las infraestructuras del movimiento palestino Hamas y del Yihad Islámico, un movimiento radicar aliado, para poner fin a los disparos de cohetes desde el territorio palestino.
Desde el inicio de la ofensiva, más de medio millón de cohetes se lanzaron en dirección a Isral, según el ejército, sin causar víctimas en el lado israelí.
De momento, los pacientes del hogar heridos están en el hospital, en cuidados intensivos en el caso de Sally y de Ahmed al Awar, de 28 años, también quemado de gravedad.
El resto se quedarán con sus familias. Alaywa espera encontrar un lugar en otro hogar para los heridos cuando estén convalecientes.
Más allá de los arreglos temporales, lanza un llamamiento de ayuda. "Espero que el mundo entero me ayude. Quiero reconstruir mi hogar para poder ocuparme de nuevo de esta gente. Son mis niños".