El presidente de Haití, Michel Martelly, se sumó a la lista de presidentes americanos que favorecen la reelección, una figura que, sin embargo, está prohibida en su país, cuya clase política busca refrendar estos días un acuerdo para tratar de superar la crisis de los últimos meses.
Al término de una visita oficial la semana pasada a Estados Unidos, su principal aliado, el presidente Martelly, en el Poder desde mayo de 2011, se pronunció partidario de que se reforme la Constitución para permitir la reelección consecutiva.
El gobernante reconoció entonces que la prohibición de la reelección es una "medida de seguridad" para eventuales regímenes antidemocráticos, pero consideró que el período de cinco años del presidente del país "es muy poco tiempo".
En declaraciones recogidas por medios locales, el gobernante, un excantante de música popular, se mostró confiado en que una próxima reforma constitucional permita dos mandatos consecutivos.
Los legisladores haitianos decidieron en mayo de 2011, pocos días antes de la investidura de Martelly, mantener el principio de dos mandatos presidenciales separados por un intervalo de cinco años al no lograr consenso sobre la enmienda al artículo 134.1 de la Constitución, que daba la posibilidad a un presidente de ocupar el poder durante dos mandatos consecutivos.
Ahora es posible que el deseo de Martelly se concrete si finalmente los legisladores reforman la Constitución, uno de los puntos acordados en el diálogo nacional, que se realiza en el país desde el 24 de enero pasado bajo el auspicio de la Iglesia católica.
Esto no significa, sin embargo, que el gobernante lo tenga del todo fácil, debido a la crispación política reinante en esta nación, la más pobre de América.
En el último trimestre del año pasado la capital haitiana, Puerto Príncipe, y algunas localidades vecinas fueron escenarios de violentas protestas callejeras convocadas en rechazo a la situación económica y a favor de la dimisión del gobernante.
Tras meses de manifestaciones e incertidumbre, el Gobierno y una veintena de partidos y movimientos políticos acordaron la semana pasada la celebración este año de las elecciones parciales del Senado suspendidas en varias oportunidades, así como una eventual enmienda a la Constitución y la creación de un nuevo órgano electoral.
Haití debía elegir hace dos años a diez senadores, 142 autoridades municipales y 570 asambleístas en todo el territorio nacional.
No obstante, los comicios han sido aplazados una y otra vez en medio de las diferencias entre el Ejecutivo y el Legislativo sobre la conformación del tribunal electoral, a lo que más tarde se sumaron diferencias en cuanto a la ley electoral.
La oposición acusa a Martelly de estar detrás del retraso de dichos comicios para continuar nombrando funcionarios por decreto, ya que no tiene mayoría en el Parlamento (bicameral).
Si bien la firma final del acuerdo ha sido aplazada en dos ocasiones, el solo hecho de que la clase política lo haya alcanzado es un paso de avance en esta nación, que ha visto en los últimos meses cómo las diferencias políticas retrasan los proyectos de reconstrucción puestos en marcha a raíz del potente terremoto de 2010.
El pacto no fue refrendado por algunas organizaciones políticas de importancia como Fanmi Lavalas, cuyo líder es el expresidente Jean Bertrand Aristide.
Igual camino tomaron Fusión de los Socialdemócratas y Contrato del Pueblo, que lidera el senador Jean William Jeanty.
El aplazamiento de la firma del acuerdo, prevista inicialmente para el pasado 14 de febrero, se debe a la negativa del presidente del Senado, Desras Simon Dieuseul, de estampar su firma.
Esto, debido, a un conflicto con Martelly, a quien acusa de negarse a publicar en la gaceta oficial la totalidad de los 10 jueces de la Corte Superior de Cuentas y del Contencioso Administrativo elegidos por el Senado haitiano.
La posición de Dieuseul es apoyada por otros 11 senadores.
El cardenal haitiano Chibly Langlois, portavoz de las conversaciones, confía en que el diálogo "traerá frutos para el país", mientras que Martelly espera que deje resultados concretos.
Ahora se espera que el gobernante, quien concluirá su mandato en 2016, diga públicamente sí, de introducirse la reelección en la Constitución, se presentaría a un nuevo periodo.