CARACAS - Las calles del este de Caracas amanecieron el lunes bloqueadas por críticos del gobierno socialista de Venezuela en medio de la peor ola de protestas en una década, horas antes de una reunión convocada por el presidente Nicolás Maduro en la que participaría el opositor Henrique Capriles.
Los opositores amontonaron basura y escombros para impedir el tránsito en las zonas acaudaladas de la capital, epicentro de las manifestaciones que en las últimas semanas dejaron 12 muertos y cientos de heridos en todo el país.
La última víctima fatal fue un joven manifestante que falleció el lunes luego de pasar varios días hospitalizado en un centro de salud de la localidad suroccidental de San Cristóbal.
Los venezolanos están pendientes del posible encuentro entre Maduro y Capriles en la tarde del lunes, en el marco de una reunión del presidente con mandatarios estatales.
Capriles, gobernador del estado de Miranda, había dicho que aprovecharía para recordarle a Maduro las demandas de la oposición, pero el lunes aún no confirmaba si asistiría.
El presidente es blanco de críticas por la galopante inflación, el desabastecimiento y la inseguridad en Venezuela, que quedó partida en dos desde que Maduro derrotó a Capriles por apenas 1,5 puntos porcentuales en las presidenciales del año pasado. La oposición busca la renuncia de Maduro.
Pero Maduro acusa a sus rivales de intentar darle un golpe de Estado. Las protestas, dijo, están concentradas en un puñado de municipios gobernados por la oposición y son apoyadas apenas por un 5 por ciento de los venezolanos.
"El resto, el 92 por ciento del territorio nacional, todos los días ha estado en paz (...), cada quien haciendo sus compras, los muchachos estudiando, sus padres trabajando", dijo el domingo Maduro en una entrevista con la cadena Telesur.
Aunque las manifestaciones perdieron intensidad, el transporte público continuaba el lunes funcionando a medias, mientras muchos comercios seguían bajando sus cortinas temprano por temor a saqueos.
El corte de calles del lunes provocó embotellamientos en el tráfico habitualmente caótico de la capital.
Pero nada indica que las manifestaciones tengan suficiente fuerza para amenazar a Maduro, elegido hace 10 meses tras la muerte de su mentor político el presidente Hugo Chávez.