SAN JUAN.- Las autoridades puertorriqueñas abrieron hoy una investigación para encontrar a los responsables de la muerte, en la costa sureste de la isla, de un ejemplar de tinglar, la tortuga marina más grande del planeta y una especie en peligro de extinción.
Así lo explicó en un comunicado la secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero Pérez, quien calificó lo ocurrido en la playa del sector El Negro, en Yabucoa, de "una atrocidad", ya que el animal mostraba signos de haber sido fuertemente golpeado en la cabeza antes de morir.
"Recabamos la cooperación ciudadana para identificar y procesar a los responsables", enfatizó Guerrero Pérez sobre este suceso, el primero de estas características del que se tiene noticia en la isla desde junio de 2011.
La funcionaria dijo que las autoridades intensificarán las campañas de educación y la vigilancia en las playas, donde anidan en estos meses del año los tinglares, en colaboración con grupos de voluntarios de la organización Amigos de las Tortugas Marinas (Atmar).
El director del Programa de Tortugas Marinas del DRNA, Carlos Díez, detalló que los agresores de los tinglares hacen estas fechorías para sacar provecho de la carne y los huevos, que se venden ilegalmente, aunque esta vez no se llevaron ninguno.
"Al menos alguien alertó y se pudieron salvar los nidos", resaltó Díez.
El portavoz de Atmar, Luis Crespo, indicó, en tanto, que en la playa donde encontraron al tinglar muerto se han detectado también cuatro nidos en lo que va de temporada.
Matar, dañar, molestar, atrapar, comprar o vender una tortuga, así como sus huevos, está penado en Puerto Rico con multas de hasta 50.000 dólares e incluso un año de cárcel.
El tinglar, al igual que todas las tortugas marinas, está protegido por varias leyes federales de Estados Unidos y locales de Puerto Rico y fue incluida en la lista de especies en peligro de extinción en 1970.
Cada año, este animal, altamente migratorio, baja a zonas tropicales a reproducirse. Tras depositar los huevos, éstos suelen eclosionar en las playas de la zona entre agosto y septiembre.
Los tinglares adultos pueden medir hasta siete pies (2,13 metros) de largo y pesar hasta 1.400 libras (635 kilos).