AFP. República Dominicana, el pequeño país caribeño que este mes ganó de forma invicta su primer Clásico Mundial de Béisbol, es un territorio donde se enseña y juega "el deporte rey" en todos los rincones y donde las organizaciones de las Grandes Ligas tienen la mayor cantera de promesas fuera de Estados Unidos.
Yamel de los Santos, de 11 años, Daunier Castillo, 10 años, y Widner Germán, de 12, acuden tres veces por semana a uno de los estadios del Centro Olímpico en el corazón de Santo Domingo, para entrenarse en la liga Orlando Martínez, que tiene 110 alumnos.
"Hay cerca de 10.000 ligas, programas y clubes que practican béisbol, pero registrados formalmente hay sólo unos 3.500", relató a la AFP Pablo Núñez, director ejecutivo de la Federación Dominicana de Béisbol (Fedobe).
El padre de Widner, Daniel Germán, lo inscribió en una liga a los dos años de edad porque ya se entusiasmaba al ver un partido.
La pelota local reúne a seis equipos en el torneo de otoño-invierno y hasta el año pasado 567 dominicanos habían debutado en las Grandes Ligas de Estados Unidos, al tiempo que otros miles de deportistas actuaban en las ligas menores.
Luego de Estados Unidos, el país con más jugadores en las Grandes Ligas es República Dominicana y eso justifica que opere en territorio local una oficina de la MLB (Major League Baseball o Ligas Mayores) y que 30 equipos hayan instalado sus academias.
"I get it, I get it" (la agarro, la agarro), grita en inglés Francis Mateo, mientras fildea (persigue para capturar) un batazo elevado entre un grupo de 29 mozalbetes que se ejercitan tanto en los fundamentos del juego como en la pronunciación de las instrucciones en inglés, con la mente puesta en llegar a las ligas menores norteamericanas.
Los chicos se encuentran en el complejo Beisbol City de Boca Chica, 30 kilómetros al este de la capital, donde ocho conjuntos tienen sus franquicias, entre ellos los Twins de Minessota, al que pertenece Mateo.
A menos de un kilómetro de allí, en un terreno improvisado como cancha, con trapos y cartones en lugar de bases, un grupo de niños juega pelota, algunos de ellos soñando con entrar en unos años a uno de esos campos de entrenamiento.
"El factor común que tienen todos (los jugadores dominicanos) es querer llegar a las Grandes Ligas para poner a vivir bien a su familia", sostiene el administrador de la academia de los Twins, Francisco Solano.
Muchos de estos jóvenes que tratan de hacerse un lugar en el béisbol son criados en la pobreza y carecen de formación educativa en un país de diez millones de habitantes y con una renta per cápita anual de unos 5.500 dólares en 2011.
En 2012, los 90 dominicanos activos en Grandes Ligas ganaron 352 millones de dólares considerando sus salarios brutos, según la MLB.
A los 16 años, Elvis Veloz, de Santo Domingo, es uno de los jóvenes que está a la espera de que un agente lo reclute. Quiere ser "el mejor receptor de Grandes Ligas" y superar en rendimiento a su jugador predilecto, el puertorriqueño Iván Rodríguez.
"El deporte rey es el béisbol, lo llevamos en la sangre", dice Orlando Martínez, exintegrante de la selección nacional y director de la liga que lleva su nombre, al tratar de explicar la preeminencia dominicana en la gran carpa y el reciente título logrado en el Clásico en San Francisco (EEUU), a pesar de la ausencia de muchos estelares.
Las claves: talento y dedicación. La clave para el triunfo es el talento natural, sostiene el director de Fedobe, Pablo Núñez.
En opinión de Ezequiel Sepúlveda, director de la academia de los Dogers de Los Ángeles, la clave es "dedicación".
"Aquí desde que tú naces tú sabes que los papás te ponen un bate y una pelota", agrega Sepúlveda.
El interés por triunfar en el béisbol es tal, que incluso muchos chicos falsificaban sus documentos para adquirir el nombre de alguien más joven, ya que tener 16 años es más atractivo para los equipos contratantes que contar con 18 o 19.
Ocurrió con Fausto Carmona, el lanzador de los Indios de Cleveland. En 2012 se descubrió que su verdadera identidad era Roberto Hernández Heredia y que era tres años mayor a lo que constaba en su documento.
Sin embargo, esos casos se han resuelto en un 90%, aseguró Solano, quien detalló que la Oficina de la MLB realiza para cada contrato una exhaustiva investigación, como lo hace también para detectar el uso de esteroides, una práctica muy promovida por entrenadores particulares.
En 2010 la oficina de la MLB en Dominicana estimaba que al país entraban anualmente 125 millones de dólares por actividades de quienes militan en Grandes Ligas. Según se indicó, ese organismo y las 30 academias generaban 1.200 empleos directos y 900 indirectos y los peloteros invierten en su país el 20% de sus ganancias.