La muerte de ochenta personas en el accidente de un tren en las cercanías de Santiago de Compostela (noroeste) ha sumido a España en la consternación, mientras que el maquinista del convoy era citado como imputado para declarar sobre las circunstancias del caso.
En varios hospitales seguían ingresados cerca de un centenar de heridos, entre los que había 31 adultos y cuatro niños en estado crítico.
Casi veinticuatro horas después del accidente, la hipótesis más verosímil sobre la causa del mismo era la del exceso de velocidad, ya que el propio conductor del tren había reconocido circular a unos 190 kilómetros por hora en un tramo en curva donde debía hacerlo a un máximo de ochenta.
“Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer”, fueron las palabras del maquinista, Francisco José Garzón en una conversación telefónica tras la tragedia con el delegado del Gobierno español en la región.
Un tribunal de Santiago, que investiga el suceso, ordenó que la Policía tome declaración como imputado al maquinista del tren que descarriló anoche. El hombre, que tiene 5 2años, es maquinista de trenes desde finales de los años 90 y dirige convoyes de alta velocidad en la línea Madrid- Ferrol desde hace un año.
El conductor, custodiado por los agentes en un hospital, tenía previsto declarar durante la tarde ante la policía judicial, aunque por el momento no lo hará ante el juez. La prioridad de la Justicia es hasta ahora completar el levantamiento de cadáveres en las vías del tren, tras lo cual el juez instructor se centrará en la investigación del siniestro, que incluirá también el interrogatorio al acompañante del maquinista, a viajeros y testigos, así como diversos peritajes y el estudio de la “caja negra” del tren.
Los vagones del tren siniestrado iban siendo retirados y llevados a un lugar en las proximidades de Santiago donde permanecerán custodiados por orden judicial, ya que son considerados pruebas.
El tren siniestrado empezó a operar en 2012 y puede circular a velocidades máximas de 250 kilómetros por hora en el ancho de vía internacional y a 220 en el ancho español.
Según la gestora de las vías férreas españolas (Adif), la infraestructura de señalización en el punto en que se produjo el accidente era la adecuada y el propio tren había sido revisado ayer.
De los ochenta muertos en el accidente 58 han sido ya identificados y las tareas para poner nombre a las víctimas debían continuar en las próximas horas.