A 180 muertos y cerca de 6.700 heridos se eleva ya el número de víctimas causadas por el terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter registrado el sábado en la provincia china de Sichuan, según las cifras oficiales divulgadas hoy por la Administración de Seísmos de China.
La gran mayoría de los fallecidos, 164 personas, murieron en el área municipal de Yaan, donde se registró el sismo, concretamente en la comarca de Lushan, cinco años después de que en esta misma zona de fricción geológica, la falla de Longmen, se produjera el terremoto de Wenchuan, que causó la muerte de 90.000 personas.
En la remota comarca de Baoxing, que ha quedado aislada por el terremoto, se han confirmado 26 muertos y en torno a los 2.500 heridos, según indicó el dirigente comarcal Ma Jun a la agencia oficial Xinhua.
Según Ma, la práctica totalidad de las viviendas en esa área, de una población de 58.000 personas, han quedado dañada en el seísmo, incluidas muchas casas que se construyeron tras el terremoto de 2008.
La zona se encuentra sin agua, electricidad o gas y la mayoría de sus habitantes pasó la noche a la intemperie, temerosos de regresar a sus hogares para recoger sus pertenencias, ante las constantes réplicas sísmicas.
El foco sísmico se situó a 30,3 grados latitud norte, 103 grados longitud este y 13 kilómetros de profundidad, en la misma vertiente montañosa donde el 12 de mayo de 2008 se produjo el seísmo de Wenchuan, de 8 grados, aunque éste tuvo su epicentro 250 kilómetros más al noreste, en el otro extremo de la cordillera.
La falla de Longmen, una pequeña parte de la gran zona de fricción entre las placas tectónicas india y asiática, ha registrado 12 terremotos de más de cinco grados desde 1900, el peor de ellos el ocurrido en 2008 en Wenchuan.
Las autoridades llevan a cabo un amplio dispositivo de atención a las víctimas, con el envío de más de 7.500 soldados del Ejército de Liberación Popular y miles más de efectivos sanitarios, bomberos y miembros de la Policía armada, que consiguieron sacar por el momento a medio centenar de personas vivas de los escombros.
El primer ministro chino, Li Keqiang, viajó a la zona para supervisar las labores de rescate, y el presidente Xi Jinping pidió a las autoridades que no escatimen esfuerzos y den prioridad al rescate de víctimas.
El Ministerio de Asuntos Civiles envió ayuda humanitaria, compuesta por 30.000 tiendas de campaña y 50.000 mantas, entre otros bienes básicos.
El terremoto dejó sin agua y electricidad a varias localidades, y provocó desprendimientos que cortaron varias carreteras, dificultando la llegada de los equipos de rescate.
El oeste de China es una zona de frecuente actividad sísmica, y en las últimas semanas varios temblores de menor intensidad (alrededor de 5 grados en la escala de Richter) en la también occidental provincia china de Yunnan causaron decenas de heridos.